Nadie quiere vivir solo.
Para muchos, la vida simplemente no es vida sin tener otros a nuestro lado. En la juventud, las experiencias se sienten mucho más asombrosas cuando se hacen en grupos, los recuerdos son más vibrantes cuando están con otros, y la sensación de desconcierto cuando un amigo se abre ante ti y finalmente los comprendes realmente. Solo tengo 18 años, pero estoy seguro de que estos sentimientos continúan hasta la edad adulta.
Así, el hambre de aceptación social es un intento desesperado de volverse feliz. Es doloroso vivir solo y pasar horas imaginando salir con un círculo social que no existe. Mata tu productividad al sentir que tu vida pierde sus colores. El dolor de estar solo es tan grande que ser aceptado por un grupo social, sin importar cuán superficial sea la relación, vale la pena para la mayoría de las personas. A medida que ganamos posiciones estresantes de responsabilidad y tareas pesadas, a veces tener un conocido que te cuida (o al menos crees que lo hacen) puede mantenerte fuerte.
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Vivir al lado de otros es asombroso y satisfactorio. Pero, debería ser una elección , no una necesidad. Puedes lograr esa mentalidad con un simple cambio cardinal:
Debes aprender a amarte a ti mismo.