Redimiendo, por mí.
Tantos años tuve miedo.
Sin embargo, algo interesante es que mi abusador era mi pediatra. Entonces, me encargué de hacer mi propio cuidado prenatal y el parto en casa, en un ambiente de amor, en una piscina caliente, solo con mi esposo.
Hasta que conocí a algunas parteras y doulas en la ciudad de Nueva York, donde vivía, no conocía a nadie que tuviera un parto en casa, por lo que me aterrorizaba la idea debido a la atención prenatal, los exámenes y el parto que estaban completamente fuera de control y expuesto. Así que retomé el control. Consideré no tener hijos porque pensé que tenía que dar a luz en un hospital.
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Sin embargo, me siento absolutamente mal por la idea de visitas de bebés, visitas de niños, etc., y aprendí mucho sobre el tratamiento de enfermedades y la prevención. Encontré un excelente médico de familia que fue respetuoso y me permitió sostener a mis bebés mientras él los revisaba en su única visita al médico.
Por suerte para mí, la mitad de mis primos son médicos y mi suegra es una enfermera practicante, y muchas amigas también son parteras. Nunca estamos lejos de la ayuda de diagnóstico, las sugerencias y los medicamentos cuando sea necesario.