El deseo reina afuera, la verdadera felicidad vive dentro.
En el mundo materialista el deseo es la clave para establecerse. Si no hay deseo, no puedes lograr algo en este mundo terrenal. Entonces, es parcialmente cierto que, en esta batalla de la realidad, no puedes vivir sin un deseo ardiente.
Este deseo te da la luz en los momentos más oscuros de la vida, pero a veces un deseo que se desarrolla a partir del desperdicio de la mente como un hongo, nos engaña. Ese deseo nos roba la felicidad y nos hace codiciosos. Cometemos muchos errores después de elegir el deseo equivocado. Si el deseo es constructivo, es mejor cuidarlo por dentro. Te dará una especie de felicidad y algún sentido de la vida.
El ciclo continúa. Cuando realmente quieres conocerte a ti mismo saliendo de ese círculo, ese deseo se vuelve absurdo para ti. No tiene nada en ese viaje. Es el camino de conocerte a ti mismo y al placer ilimitado. Te ayuda a encontrar tu verdadero ‘tú’. En ese viaje no debes tener ningún deseo, pero lo que tendrás es literalmente impensable.
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La tranquilidad le dará una nueva dimensión para vagar.
Como dijo Kabir,
“Chaha Gayi Chinta Miti
Manwa Beparwa,
Jisko Kuchu Na Chahiye,
Wohi Shahan Shah “