Hace unos veinte años, aprendí un punto importante sobre la presentación que se me quedó pegado todos estos años y siempre me sonríe.
Estábamos paseando por la calle principal en Banff, Alberta, Canadá. Hubo varias tiendas de piedras preciosas y artefactos (como puntas de flecha nativas) en el camino. Me detuve para mirar algo que me llamó la atención debido a la forma en que se presentó. Allí, en la ventana, había una elegante caja de madera, con un lado abierto, iluminado desde la parte posterior con algún tipo de objeto girando sobre una espiga en el centro de la caja. No era una piedra … no era un artefacto obvio, así que solo tenía que ir a la tienda para averiguar qué era. El gerente de la tienda me informó que se trataba de excrementos de dinosaurios petrificados de las tierras baldías de Drumheller, Alberta. El precio del artículo fue de cientos de dólares (no recuerdo la cantidad exacta). No podía dejar de reír. Mi conclusión de eso fue “PUEDES vender mierda en un palo si se ve lo suficientemente bien”.