Es el mismo disgusto visceral que tenemos hacia cualquier otro producto fisiológico no deseado de los cuerpos de otras personas:
- Estamos biológicamente inclinados a mantenernos alejados de esos productos, ya que pueden ser un signo de enfermedad (pérdida extensa de cabello o sudor, piel seca y escamosa, vómitos, etc.). Puede ser una señal de que el individuo no está sano, puede ser contagioso y es una amenaza potencial para la especie.
- El cabello es uno de los desperdicios más visibles del cuerpo sano y uno que difícilmente podemos controlar (a diferencia del abatimiento, la micción, etc.). Y si bien los trozos de piel, aceite y sudor están aún más extendidos en lugares habitables, no son tan obvios (debido al tamaño y la estructura).
- Con el desarrollo de normas de higiene personal durante el siglo pasado, nos volvimos mucho más aprensivos con respecto a los cuerpos de otras personas. Además, no solemos entrar en contacto no deseado con los fluidos corporales, excrementos y otros desechos de otras personas, tenemos muchos inodoros públicos y sistemas de eliminación de desechos mucho mejores ahora que los que dijimos hace 50 años.
- También existe una condición llamada Chaetophobia (miedo al cabello), pero se considera que es una fobia poco frecuente.