El trastorno de personalidad histriónica no se puede curar, pero sus síntomas se pueden manejar con psicoterapia y medicamentos. Puede afectar las relaciones familiares, sociales, profesionales y románticas, y un gran porcentaje de quienes padecen el trastorno están sujetos a depresión.
Aquellos con el trastorno comprenden lo que se conoce como el grupo B o trastornos mentales “dramáticos” porque actúan dramáticamente como si estuvieran actuando, carecen de sinceridad y tienen emociones y expresiones exageradas. Ellos buscan constantemente la aprobación y están demasiado preocupados por la apariencia física.
Se aburren fácilmente, tienen poca tolerancia a la frustración, no les gusta la rutina y les cuesta terminar lo que comienzan. Son crédulos y fácilmente influenciados por otros. Tienden a no pensar en las decisiones.
Son extremadamente sensibles a las críticas y siempre están buscando aprobación. Extremadamente egocéntricos, no tienen en cuenta los sentimientos de los demás. Sus relaciones son tormentosas y siempre deben ser el centro de atención. Ellos coquetearán y se sexualizarán para obtener la atención que ansían.
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