Básicamente, no hay evidencia de que su hipótesis fundamental (que la enfermedad mental es un mito usado para ejercer el control social) sea correcta. Hay evidencia mínima para apoyarlo. Sin embargo, hay una base de evidencia muy fuerte que la defiende:
1. Los grandes hospitales estatales que se utilizaron para encarcelar a los enfermos mentales están prácticamente cerrados, pero la enfermedad mental persiste. De hecho, en mi estado, existen reglas muy restrictivas que limitan el tratamiento involuntario a un período breve, que debe limitarse solo a aquellos que un tribunal encuentre en un peligro inminente para sí mismo o para los demás, tan pronto como alguien no sea un peligro inminente, deben ser liberado
Sin embargo, las enfermedades mentales no han desaparecido. Las personas con esquizofrenia viven en la calle, sin atención de salud mental, paranoica, alucinando, sin acceso a medicamentos o tratamiento, todavía psicóticos. No es un mito, demasiado real.
2. Los estudios de la OMS muestran una tasa bastante constante de enfermedades mentales graves en todas las culturas del mundo. Difícil de explicar el mito compartido en todo el mundo.
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3. Su crítica del diagnóstico psiquiátrico rígido ya no es relevante. DSM III se basa en grupos de diagnóstico de trabajo empíricos sujetos a revisión a medida que haya más datos disponibles. No tienen una base ideológica, pero identifican grupos de pacientes con síntomas similares para que se pueda realizar una investigación confiable.