Si sospechas que el adolescente está al borde, es probable que ella sea peor de lo que se te hace creer. Las personas con trastornos de la alimentación tienden a ocultar su comportamiento hasta que es tan malo que ya no pueden esconderse o creen que no lo ve.
La mejor respuesta a su pregunta depende de su relación con el adolescente. Los padres, hermanos, familiares y amigos evocarán una respuesta diferente dependiendo de la naturaleza de la relación con el adolescente. Los trastornos alimenticios son una forma de controlar un mundo donde la persona se siente fuera de control. Enojarse, obligar a la persona a comer, comentar sobre su comportamiento no solo es improductivo, sino que también empeorará la condición. Estas personas suelen ser perfeccionistas con baja autoestima, por lo que es esencial ser sensible a su fragilidad. Tratar de que el adolescente vea a un terapeuta que se especializa en trastornos de la alimentación es mucho mejor que tratar de involucrarse para ayudar. Este último suele ser contraproducente.