Ya lo estás haciendo. No lo ves
Siendo irritado. Eso es un gran trabajo en sí mismo. Piénsalo. Estar irritado todo el tiempo requiere una gran cantidad de energía. Tienes que seguir maldiciendo constantemente a alguien, a cualquiera que esté en tu cabeza, a la gota de un sombrero. Familia, amigos, vecinos, novias / novios, extraños, celebridades, gente que nunca has conocido, gente que nunca conocerás y quién no. A veces puedes ser verbal o físico pero generalmente eso no sucede.
Maldecir a la gente estaba bien. Pero no te detienes ahí. Maldices objetos inanimados: teléfonos, platos, puertas, puertas, paredes … puede haber un millón de cosas.
La pregunta es por qué. ¿Por qué estás en el estado en el que estás?
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Puedes encontrar una respuesta como si alguien dijera algo desagradable o alguien te hizo mal muchas veces. Respuestas que son fácilmente visibles. Cosas que pueden ser fácilmente culpables.
Tal vez, si todo fuera perfectamente bien ese día, no te sentirías irritado en absoluto. Pero eso es sólo un tratamiento sintomático.
El problema es que las cosas rara vez van perfectamente bien con nosotros. Entonces, ¿debería quedar en su estado de perpetua irritación?
Y por más trivial que parezca, la solución es bastante simple. En los momentos de total irritación, pregúntate por qué estás irritado. Hay respuestas superficiales que tu mente encontrará. Pregúntate otra vez: ¿por qué estoy realmente irritado?
Sí, algo malo ha sucedido. Sí, he sufrido una pérdida. Sí, esa persona me faltó el respeto.
¿Pero debo dejar que esa persona o ese incidente decida mi estado de ser? ¿Vale la pena el insulto o el incidente? Dejar que ellos decidan cómo actúo, cómo me comporto.
A veces, los factores son demasiado fuertes para evitar que reaccione, pero esos son los momentos en que debe reaccionar. Esos son generalmente los tiempos de absoluta injusticia. Y esos tiempos son realmente menos.
Los más frecuentes son solo disturbios menores e inmediatamente desaparecerán cuando piense en si el incidente debería controlar el curso de sus pensamientos o acciones, o ambos.
Todo lo que tienes que hacer es estar consciente de la irritación, en el momento en que comienza a introducirse en ti. Requiere inicialmente una práctica constante. Con el tiempo, se convierte en un hábito.
Pero recuerda que no sucederá cada vez. Habrá momentos en los que estará demasiado débil para observar y hacer preguntas. En esos momentos simplemente reaccionarás. Y eso está bien. Solo recuerda volver a ello, siempre. Después de cada fracaso, recuerda levantarte e intentar de nuevo.
Un día simplemente dejarás de vivir una vida reactiva. Un día solo actuarás y no reaccionarás. Pero necesita persistencia y voluntad para seguir intentándolo una y otra vez.
E incluso si no llega ese día, notará que no está tan irritado como solía ser. Esa debería ser una motivación suficientemente buena.