El 14 de julio de 2013, estaba esperando un rickshaw en una esquina y, después de unos minutos, un conductor de rickshaw llegó a algún lugar de la oscuridad. Lo detuve y le pregunté si iría a la estación de metro o no. Dijo: “20 rupias, Babu Ji” … De su voz, llegué a saber que debía ser un niño de 14 o 15 años. Se llamaba Shankar. Más tarde, descubrí que era nativo de UP, pero que trabajaba en el sur de Delhi y ganaba para su familia porque su padre había muerto hacía cinco años.
Mientras iba a la estación de metro, tuve una conversación con él, y un sentimiento de gran fortuna me vino a la mente que ¡cuántos afortunados somos! Las lágrimas estaban en mis ojos, pero de alguna manera me las arreglé y mis emociones profundas. Tardamos 10 minutos en llegar a la estación de metro Moolchand. Le pregunté si tenía 50 rupias o no? Porque estaba planeando darle 50 rupias en lugar de 20 y eso no por miseria, sino por su actitud positiva con la que enfrentaba el momento más difícil de su vida. Le di una nota de 50 rupias y él respondió: “Gracias. ¡Señor!”
En ese momento, estaba llorando y es difícil de explicar. Pertenezco a una clase burguesa en la que enfrentamos situaciones difíciles a menudo y por eso sabemos cómo manejar las cosas emocionalmente y seguir adelante con una actitud positiva. Pero creo que ese momento estaba incluso más allá de mi control.
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El nivel de satisfacción que tuve ese tiempo está más allá de toda explicación. Estaba pensando en darle mi tarjeta de visita en caso de que necesite alguna ayuda en el futuro, pero al mismo tiempo estaba confundido de que ¿debería darle mi tarjeta o no? Pasó el tiempo y mientras estaba en la escalera mecánica, llegando a la plataforma, lo vi sonreír y agitar una mano en señal de agradecimiento.
Ese día, me sentía realmente fuerte y débil al mismo tiempo.
El entorno en el que vivimos, tenemos muchos niños como Shankar. Saludo a estos niños que están sacrificando las alegrías de su vida y trabajando arduamente para superar las difíciles circunstancias en las que se encuentran y tratando de sacarle más provecho a la vida. Espero que nosotros, como sociedad, podamos aportar algo para ellos y su futuro. Que Dios los bendiga con un lugar idílico donde vivir, donde puedan disfrutar del fruto de su arduo trabajo y puedan vivir en paz.