Las leyes de ética varían de un estado a otro, y existe un código de ética desarrollado por la Asociación Americana de Psicología, que incluye pautas para mantener la confidencialidad.
Como regla general, todo lo que se le diga a un psicólogo es confidencial, con una serie de excepciones importantes. Sin embargo, estas excepciones rara vez surgen.
Enumeraré algunos, que son casi iguales en la mayoría de los estados de los Estados Unidos.
El maltrato a personas mayores, donde cualquier persona mayor de 65 años sufre abusos físicos, psicológicos o financieros y llama la atención de un psicólogo, como resultado del servicio profesional de ese psicólogo a esa persona, se le exige informar al estado sobre el presunto abuso.
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El abuso infantil de cualquier tipo (físico, sexual, negligente, etc.) de una persona menor de 18 años (podría ser de 16 en algunas circunstancias), debe ser reportado al estado.
La decisión de Tarasoff: si un paciente de un psicólogo o psiquiatra revela en el curso de su contacto profesional que tiene planes de dañar a una parte particular e identificable, esa parte o la policía, debe ser notificada y advertida.
Los registros de un psicólogo pueden ser citados. Sin embargo, ciertos tipos de notas no pueden ser. El psicólogo tiene la obligación de anular la citación, y esto generalmente se puede hacer fácilmente.
Si el tribunal retiene al psicólogo para evaluar a un preso, un sospechoso criminal, etc., se informa a la persona que todo lo que suceda será revelado a la corte. La persona, por supuesto, puede negarse a participar en la evaluación.
El siguiente es un ejemplo de la importancia de la confidencialidad, ya que la utilidad y la efectividad del tratamiento de salud mental se basan en gran medida en el entendimiento de que las comunicaciones no se revelarán nunca sin el permiso expreso y específico del paciente, y el estado reconoce y respeta esta.
En algunas circunstancias, en California, un niño de tan solo 11 años puede solicitar los servicios de un psicólogo, sin el permiso de los padres, y el niño de 11 años puede prohibir que el psicólogo les diga a sus padres lo que se dijo durante los contactos profesionales.
Los anteriores son algunos de los ejemplos de cuando, por fuerza de ley, se viola la confidencialidad. Las circunstancias específicas son, por regla general, bastante complicadas. Lo que di es una idea aproximada. Nuevamente, es raro que surja alguna de estas circunstancias.