El dicho “actitud es todo” capta una verdad científica de cómo los humanos interpretan la realidad. Los experimentos muestran que mirar imágenes negativas (caras enojadas) puede influir en la reacción de una persona ante sucesos posteriores en una dirección negativa. Del mismo modo, las imágenes felices evocan una imagen positiva. “Actitud” que puede trasladar a nuevas situaciones. En este sentido, hemos visto muchos programas / ejercicios diseñados en torno a imágenes positivas, meditación, atención plena, estrategias cognitivo-conductuales, etc. para mejorar nuestro “mejor desempeño” en un esfuerzo elegido o en la vida en general. La sabiduría de la abuela de “contar tus bendiciones” es un antídoto estándar para los acontecimientos diarios de preocupación, arrepentimiento, envidia y otras emociones negativas.
Un amigo mío estuvo recientemente en un grave accidente automovilístico. Afortunadamente no estaba herida, pero al ser de una naturaleza “sensible”, temía que las consecuencias dieran lugar a preocupaciones, ansiedad y depresión. Temía la posibilidad de papeleo, llamadas telefónicas y semanas de tiempo dedicadas a comprar un auto nuevo y recibir terapia física para su dolor de cuello y espalda. Al reconocer su patrón estándar ante las dificultades, se decidió a dar un salto a esta nueva “realidad” al cambiar su forma de pensar. Se sintió “agradecida” por haberse salvado de una lesión grave, hizo un uso completo e inmediato de las personas para ayudarla (agente de seguros, agente de alquiler de automóviles, fisioterapeuta, etc.). Ella “decidió” interesarse en las marcas y modelos de autos nuevos y agradeció la “actualización” que traería un auto más nuevo, siendo las características de seguridad las más importantes. El giro positivo le dio la energía para hacerlo todo paso a paso, y ella evitó con éxito su típica caída en la desesperación. Asi que. Entonces, aunque la realidad objetiva del accidente no cambió, su actitud positiva creó una nueva perspectiva y respuestas que afectaron su “realidad” personal.