¿Yo no?
Desde que mi escuela secundaria realizó una obra de teatro en The Joy Luck Club (era una producción de chicas; había que abofetear los bigotes), desarrollé un interés en su trabajo. Todavía tengo mi copia de dicho libro, y lo encontré inspirador y conmovedor a los 14. Gracias a mi inquebrantable sentimentalismo y mi falta de gusto evolutivo, sigo teniendo cariño por el trabajo.
Las pocas críticas que se me ocurran también se aplicarían a autores como Catherine Lim, en donde todos los personajes femeninos chinos habrían arruinado vidas y habrían sido figuras masculinas abusivas (o abiertamente) en sus vidas. Si no hubiera tanta angustia y mala adaptación, no habría drama ni complot, pero hacer que todos los hombres sean despistados o abusivos es algo ridículo. Roger Ebert comentó una vez: “Todos los patriarcas varones blancos deben ser culpables de algo en la ficción moderna de mujeres, preferiblemente el abuso sexual de sus hijos”. Supongo que se puede decir que este tropel es mucho más igualitario de lo esperado.
Aún así, el libro hace mucho bien, creando personajes femeninos redondeados, detallando prácticas en el pasado, las luchas de encajar en un mundo nuevo. Personalmente me identifiqué con las expectativas de logro y obediencia, las experiencias de disonancia del país de origen y del país anfitrión, la noción de identidad y cultura, luchando por no encajar en ningún lugar, y más. Todavía no he visto a nadie hacerlo mejor (aunque eso también es un reflejo de mi limitado conocimiento de los escritores).
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PD. Pingüino tiene una edición especial:
The Joy Luck Club de Amy Tan | PenguinRandomHouse.com
Gracias por tu A2A, Rugal. 🙂