Sí, creo que somos la suma total de nuestras experiencias. Sin embargo, si una persona lee, toca un instrumento, asiste o canta karaoke, ¡no es tan crítico como se siente con respecto a lo que hace!
Ha sido mi experiencia, como vendedor de libros, que cuando se le pregunta “¿Le gusta leer?”, Recibo una de tres respuestas:
1. “Sí, me encanta … Leí todo el tiempo”.
2. “No, no me gusta mucho leer” y
- ¿Me puede dar algún consejo sobre cómo cambiar mi prejuicio hacia las personas?
- ¿Cómo se diferencian los ganadores de los perdedores?
- ¿Qué debería ser lo único que deberíamos saber, que puede cambiar toda nuestra vida?
- ¿Es la fe solo una excusa para pensar lo que quieras, o me estoy perdiendo algo?
- Si pudiera evitar que una persona no relacionada muriera cuando lo hizo, ¿quién sería?
3. “mumble, mumble, mumble”.
Los dos primeros son fáciles de entender. La persona (remitente) es clara (y cómoda) consigo misma. El informe la información sin la preocupación de un juicio que el receptor podría tener. La tercera respuesta me intriga más. Siempre quise (pero no tengo valor) preguntar si desean que lean más, o si tienen a alguien en su vida que demuestre que la lectura es una virtud, y no cumplen con el estándar.
Mi interés en preguntar es simplemente conocer mejor a la persona. Es por su respuesta (entusiasta, confiada o sin brillo) que aprendo (consciente e inconscientemente) sobre cómo la persona se siente más importante, sobre sí misma.