La racionalidad en el pensamiento y comportamiento humano se ve comprometida por sus orígenes como una capacidad seleccionada durante la evolución. Donde la racionalidad no ha sido de particular ventaja, o donde otra cosa que entre en conflicto con ella ha sido más ventajosa, puede estar incompleta o ausente. Nuestra psicología luego encapsulará esa peculiaridad particular que es menos que racional, no como una disfunción, sino como una característica típica.
Solo como un posible ejemplo, puede haber sido una ventaja crucial unirse detrás de un líder fuerte en innumerables ocasiones en el pasado, incluso cuando ese individuo era sospechoso. Se podría decir que si este comportamiento confiere una ventaja a lo largo del tiempo todavía es racional; pero esta observación no se aplica al individuo, que por sus propias luces está haciendo una elección irracional, y que en la instancia actual puede resultar en un desastre. La selección natural es un proceso ciego, sin propósito.
Sin embargo, en filosofía se está haciendo un esfuerzo para preservar la racionalidad y para probar las proposiciones contra las ideas de la racionalidad. Esta es una de las características distintivas de la filosofía, en comparación con el pensamiento en general.