La forma en que uno es percibido por los demás, según lo determinado mejor por las reacciones encontradas durante la interacción social y profesional, parece una medida razonable para la autoevaluación. Y la observación de esos aspectos puede proporcionar un plan para el comportamiento apropiado.
Hasta cierto punto, el pensamiento implícito (pensamiento subconsciente) nos hace incapaces de reconocer la medida en que dependemos de los comportamientos habituales, mientras que renunciamos al pensamiento explícito (juicio consciente, deliberado y reflexivo). Al igual que con cualquier rasgo común a los humanos (por ejemplo, el comportamiento que va desde la depresión hasta la arrogancia), se puede suponer que este rasgo cumplió algún propósito evolutivo, es decir, mejoró la supervivencia individual y / o facilitó la procreación. Por ejemplo, se ha teorizado que la propensión humana a la depresión se ha transmitido como una señal a otros de que el individuo deprimido necesita asistencia o algún tipo de intervención.
La psicología evolutiva se basa en la premisa de que la predisposición genética está determinada por lo que ha demostrado ser beneficioso en generaciones de humanos y predecesores humanos (Shackelford y Duntley, 2008). Gazzaniga indicó que “tenemos miles, si no millones, de predilecciones alámbricas para diversas acciones y elecciones” (2011, p. 44).
La autoconciencia puede ser el único factor mediador. Reconocer la propensión al comportamiento negativo debería alertar a uno de la necesidad de suprimir la negatividad cuando surgen las situaciones desencadenantes, ya que las motivaciones subconscientes no están necesariamente fuera de nuestro control. “Las partes conscientes del cerebro entrenan otras partes de la maquinaria neuronal, estableciendo objetivos y asignando recursos” (Eagleman, 2011, p. 70). Y, una vez programado, “el conocimiento consciente de la situación … (no es necesario) para tomar decisiones sobre ventajas” (p. 67).
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Referencias:
Eagleman, D., (2011). Incógnito: Las vidas secretas del cerebro. Nueva York: Pantheon Books.
Gazzaniga, MS (2011). Quién está a cargo: el libre albedrío y la ciencia del cerebro. Nueva York: HarperCollins.
El Dr. David Eagleman dirige el Laboratorio para la percepción y la acción y la Iniciativa sobre neurociencia y derecho, Baylor College of Medicine. El prefacio al libro de Eagleman:
El Dr. Michael Gazzaniga es profesor de psicología en la Universidad de California en Santa Bárbara, dirige el Centro SAGE para el Estudio de la Mente y es el Director del Instituto de Verano en Neurociencia Cognitiva y Presidente del Instituto de Neurociencia Cognitiva. Su carrera ha incluido comenzar y desarrollar Centros de Neurociencia Cognitiva en la Universidad de California-Davis y Dartmouth, y fundar el Instituto de Neurociencia y el Diario de Neurociencia Cognitiva, de los cuales él es el Editor en Jefe.