Desconectarse de los resultados; Desconectarse de las expectativas.
Los tiempos son más difíciles cuando espero un cierto resultado, y la vida se interpone en el camino. Las circunstancias me impiden obtener lo que quiero. Cuanto más duro empujo, más dura es la vida. Los problemas se combinan uno sobre el otro hasta que me siento abrumado y frustrado y no puedo ver un camino razonable hacia adelante.
Con la experiencia he encontrado que el problema está dentro de mí: mis expectativas, mis intenciones, mis metas no se alinean con la realidad. Tuve grandes sueños y mi búsqueda ciega los ha hecho imposibles. Yo mismo estoy creando los problemas.
He aprendido, a lo largo de los años, que los tiempos difíciles parecen tan difíciles solo por mis expectativas. Cambiar mis expectativas cambia la forma en que veo la realidad.
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Un par de ejemplos prácticos:
- Siempre que me siento presa del pánico, pienso que “OMG es lo peor que puede pasar”, uso ese pensamiento como una señal para probar mis suposiciones. Me pregunto, ¿y si esto es lo mejor que puede pasar ? En lugar de centrarme en todas las implicaciones negativas del desafío al que me enfrento, comienzo a ver las cosas buenas que surgirán de él.
- Cuando mis sentimientos se hieren, en lugar de culpar a la otra persona, miro hacia adentro. ¿Estaba esperando demasiado? ¿Necesito comunicarme mejor? ¿Es esta persona capaz de proporcionar lo que necesito?
Este proceso de desafiar mis expectativas es contradictorio. Parece que aumentará mi frustración, en lugar de calmarla.
El beneficio es que me devuelve el control de los eventos: en lugar de luchar ciegamente contra cosas que no puedo cambiar, puedo descubrir rápidamente dónde me he equivocado y corregirlo. Esto no es una acusación contra mis capacidades; Es una indicación de que mi enfoque puede mejorarse.
Así que mi truco es recuperar el control de la situación identificando cuáles de mis expectativas no son razonables, y ajustándolas a la medida.
A veces, todo esto ocurre dentro del tiempo que toma una respiración profunda. Al inhalar, inunda mi mente con los hechos a los que me enfrento, y al exhalar, elimino las expectativas que me están haciendo mal.