Otros han proporcionado excelentes respuestas. Aquí está mi versión:
Aquellos que desafían la “sabiduría convencional” a menudo son considerados tontos. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que la llamada “sabiduría convencional” a menudo está muy equivocada. Lo que se considera imposible según la sabiduría convencional puede ser posible, y la ignorancia que se atribuye al “tonto” en realidad está del lado de la sabiduría convencional.
Debemos algunos de los mayores logros de la humanidad a los “tontos” que fueron lo suficientemente valientes como para ir en contra de la sabiduría del día e intentar hacer lo “imposible”.
Se pensaba que era imposible crear una máquina voladora más pesada que el aire, hasta que los hermanos Wright demostraron que podía hacerse, y, como resultado, ahora tomamos el transporte aéreo en aviones por sentado.
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Colón fue considerado un “tonto” por pensar que podía llegar a la India (que estaba en el Este) navegando hacia el Oeste, pero en última instancia tenía razón (aunque no llegó a la India).
Si adoptamos la mentalidad de que algo es imposible, nunca tendremos ninguna razón para intentarlo y nunca descubriremos que nos hemos equivocado. Pero si adoptamos la mentalidad “ignorante” de un “tonto”, no hacemos suposiciones sobre lo que es imposible y lo que no lo es. No llevamos con nosotros el equipaje de la sabiduría convencional. La mentalidad abierta del tonto a todas las posibilidades le permite pensar de manera novedosa, “pensar fuera de la caja” (como lo dice el cliché popular) y, por lo tanto, lograr lo que parecía imposible.
Hay un dicho en inglés que captura la actitud del tonto con precisión: “Los tontos se precipitan hacia donde los ángeles temen pisar”. Para el necio, el cielo es el límite.