Las palabras no son tu único hombre. La comunicación no es tu único hombre. El silencio es.
Cuando desembarques en la tierra de Gobbledygook, serás el mono que ha sido bloqueado de su propio árbol.
Si tan solo se produjeran chispas, este sería el primer suelo del bosque que se convertirá en una discoteca donde los arces gigantes y los cedros gigantes bailaron toda la noche.
Pero no lo hace. Es mero hablar cuando querías que las palabras con alas cobraran vida y despojar a los incrédulos de su estrecha duda y de su falta de fe.
- A menudo miro hacia atrás en mi vida y desearía haber comenzado algo antes. En cambio, ¿cómo puedo estar más entusiasmado con hacer las cosas en el presente?
- ¿Por qué debería molestarme en ser fuerte si soy inútil y la vida no tiene sentido?
- No tengo nada en común con nadie con quien interactúo. ¿Cómo puedo evitar perder mi mente?
- Algunas personas trabajan muy duro pero aún no pueden hacer mucho progreso. ¿Por qué?
- ¿Cuáles son tus experiencias de ‘Todo sucede para bien’?
Déjalo ir. Es una discoteca diferente ahora.
¿Qué vamos a hacer con estas palabras fugitivas? Todo.
Haces todo al no hacer nada. No debes perseguirlos. No debes persuadirlos, o quejarte con amargura al Gran Forjador de Palabras en el cielo acerca de la maldad de las cosas malas que le suceden a las personas buenas (tú mismo siendo uno de ellos) en la forma de este embrollo vudú de la elocuencia. Ya ves, es este castigo lo que necesitas.
La ausencia de palabras es tu único hombre. Conviértete en mudo, obstinado, convencido de que si solo pudieras convertirte en un insecto palo, sin esfuerzo te convertirás en el corazón de tu único hombre.
Es entonces que tu único hombre hablará. Por tu parte, solo necesitas escuchar. Este es el nacimiento de las palabras.
“Ejemplo” puede ser una palabra, “Palabra” puede ser un ejemplo, porque seguramente todo lo espera, pero para escucharlo.