Soy un empático. Es difícil establecer límites cuando se siente dentro de la realidad de alguien con tanta facilidad, puede ver sus estructuras de creencias / pensamientos y por qué hacen lo que hacen. Es tentador querer rescatar, pero ¡ALTO!
Aquí está la triste realidad: no puedes rescatar a nadie. Puedes ayudarlos a llevarlos al agua, pero no puedes hacer que beban. Tienen libre albedrío y OPCIONES. Ellos, como usted, son dueños de sus propios pensamientos, sentimientos, impulsos, comportamientos y elecciones. Ellos cosen sus propias semillas kármicas. No tú.
La práctica que los empáticos deben aprender a hacer diariamente es la práctica de la ecuanimidad. Es una práctica budista, pero no necesitas creer en el dharma para hacerlo.
Ecuanimidad significa aprender a mantener nuestra empatía y compasión por los demás con atención plena, por lo que no nos hundimos en dar de manera reaccionaria o en sentirnos obligados por la compasión a responsabilizarnos de los sentimientos y comportamientos de alguien.
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La ecuanimidad significa que, en última instancia, vemos a las personas como responsables de sí mismas y elegimos cuidadosamente cómo responder a sus peticiones de ayuda.
Establecemos límites y decimos que no cuando sabemos que no podemos responsabilizarnos de los comportamientos de otra persona. Son su propio conductor, así que devuélvales el asiento del conductor y el control de la rueda. Entonces puedes conducir y no te sentirás aprovechado. Aún eres la persona más empática y compasiva que existe; simplemente ya no estás conduciendo los autos de todos los demás cuando pueden manejar ellos mismos.