El famoso Dalai Lama dijo: “Mi religión es muy simple. Mi religión es la bondad”.
Usa tu celular con consideración. Es un triste estado de cosas cuando un ser querido trata de tener una conversación sincera, solo para encontrarse con una respuesta distraída y distraída. ¡Guarda tu teléfono! Tener un tiempo de calidad con sus seres queridos y sus alrededores.
Dar instrucciones. Dedique unos minutos a una persona que se ha perdido, aunque su tiempo también sea valioso. Por lo que sabes, su urgencia podría ser mayor que la tuya, y sabes lo frustrante y desconcertante que es perderse.
Pasa tiempo con tus familiares. El trabajo no siempre es lo primero. Sus seres queridos estarán encantados de tenerlos con usted en cualquier momento. Se sentirán amados y apreciados por tomarse el tiempo para estar con ellos, y están obligados a corresponder el sentimiento.
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Se honesto. La próxima vez que sienta la tentación de decir una mentira blanca o dejar algo fuera de lo que la persona tiene derecho a saber, diga la verdad. Esto siempre es lo más amable que se puede hacer, incluso cuando puede picar a la persona inicialmente, a la larga, la gente quiere saber en su mayor parte.
Deje que alguien se ponga delante de usted. Mantener una puerta abierta y permitir que alguien se ponga por delante de usted es un buen recordatorio de que el mundo no tiene que girar en torno a usted ni a dónde quiere ir. Es un simple acto de consideración.
Use palabras amables. Hágale punto para escribir una palabra de ‘Gracias’ y ‘Lo siento’ y dilo. Hacer que estas palabras formen parte de su conversación cotidiana no es una tarea demasiado difícil, y lo hará un conversador mucho más agradable. No dañará tu imagen si eres conocido por ser educado y humilde, ¿verdad?
Pague la comida de una persona pobre en un restaurante. Pocas cosas son más virtuosas que alimentar a alguien cuando tienen hambre, y obtener una buena comida para una persona pobre es una excelente manera de devolverle algo a la sociedad.
Ofrezca su asiento en transporte público a personas débiles o enfermas. Estoy seguro de que llegará un día en que sus piernas ya no puedan apoyarlo y está maldiciendo a quienes tienen varios hijos y se suman a la creciente población de la India. Ese día, estarás agradecido con el alma amable que te ofrece su asiento en el autobús o en el metro. Sea esa alma bondadosa hoy y ofrezca su asiento a los débiles o enfermos.