Como todavía estamos usando los mismos medicamentos que tomamos en la década de 1950, diría que la psiquiatría no tiene futuro.
Es una moda pasajera, y si bien las décadas pasadas han sido una época dorada de las drogas psicotrópicas altamente rentables, eventualmente la gente se cansará de la poca eficacia y de los efectos secundarios innecesariamente graves.
A medida que las instituciones sociales, políticas, médicas y corporativas se influyen mutuamente, es probable que los protocolos médicos solo cambien cuando disminuya la comercialización de los tratamientos psiquiátricos, especialmente una vez que hay un movimiento creciente en la competencia que los especuladores pueden obtener mejores pagos.
El razonamiento dentro de la psiquiatría no ha cambiado significativamente, ni sus enfoques de tratamiento. No se han encontrado causas, no se han creado tratamientos dirigidos y la mayoría de los psiquiatras ni siquiera son lo suficientemente competentes como para controlar los efectos secundarios de los medicamentos que recetan.
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Eso tiene una “filosofía fallida” escrita por todos lados, y los cambios que se requieren para que sea funcional para los pacientes en su conjunto lo llevarían tan lejos de su forma tradicional que sería un sistema completamente nuevo.