Para responder en breve, sí, es probable que las personas con trastornos de ansiedad estén más dispuestas a tomar decisiones más rápido de lo que lo harían de otra manera. Obviamente, esto es solo una posibilidad y, como tal, no es un síntoma / signo de condición de ansiedad. Los trastornos afectivos, como la ansiedad, tienden a poner a una persona bajo una angustia considerable, y dependiendo de cómo se adapten a dicha angustia pueden ser críticos para procesos como la toma de decisiones. Mientras que aquellos con síntomas marcadamente depresivos son generalmente propensos a ser indecisos, aquellos con ansiedad podrían ser impulsivos, ya sea en pensamiento o comportamiento, o incluso en ambos. Sin embargo, estas no son observaciones con respaldo clínico formal, pero deben ser aplicables a una mayoría promedio de personas que padecen afecciones afectivas.
Una explicación bien aceptada y entendida de la condición de ansiedad se basa en uno de nuestros más antiguos instintos de supervivencia: el mecanismo de huida o lucha. Aunque sería más relevante para los tiempos en los que los humanos somos mucho más propensos a las situaciones amenazadoras, como en los primeros días de la civilización, todavía está bastante bien conservado, y tal vez incluido en nuestras mentes. En situaciones angustiosas, debido a la incapacidad de tener una percepción equilibrada de estímulos amenazadores, podemos comenzar a “reaccionar de forma exagerada” o reaccionar de manera que pueda agravar la angustia, esto dependerá mucho de las habilidades de afrontamiento que adquiramos con el tiempo.
La ansiedad tiende a crear una “acumulación”, como nos referimos en términos coloquiales, que es el resultado de tener que luchar con una situación angustiosa. En este punto, se volvería cada vez más importante para uno encontrar una ‘liberación’, y en términos de ansiedad puede manifestarse de diferentes maneras: comunes como, caminar hacia arriba y hacia abajo, estar inquieto e inquieto.
La respuesta larga a la pregunta radica en CÓMO y qué medidas toma uno para mitigar o eliminar la angustia, y debemos considerar ÚNICAMENTE las medidas que se tomen para enfrentar la amenaza percibida (una respuesta rápida a una amenaza real no constituiría ansiedad). Las acciones dirigidas a liberar o disminuir la incomodidad que forma el núcleo de la ansiedad probablemente no sean cuidadosas o bien pensadas, podrían, de hecho, ser apresuradas.
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En una situación “normal”, la sensación de inmediatez y urgencia se puede evaluar de manera más precisa en comparación con estar en una situación ansiosa que podría hacer que uno reaccione de manera desproporcionada, o incluso inapropiadamente, basando nuestras habilidades de afrontamiento y capacidad de adaptación al malestar.
La ansiedad puede hacer que las personas sean indecisas tanto como tomar decisiones rápidas, dada la preocupación de la mente por las amenazas percibidas, sin embargo, las decisiones tomadas en estado mental ansioso tienen menos probabilidades de ser precisas.
Lidiar con la ansiedad puede, a veces, ser un proceso riguroso, pero con algo de práctica y conocimiento podemos desarrollar mejores habilidades de afrontamiento y poder tomar decisiones que requieran pensamiento.