Estaba pensando en ser anónimo para esto, pero qué diablos.
Las estadísticas oficiales del Ministerio de Salud de Malasia durante su encuesta de 2015 (http://www.iku.gov.my/images/IKU…) dijeron que 3 de cada 10 malayos sufren problemas de salud mental. La cifra va en aumento, sobre todo entre los urbanitas.
He sufrido de depresión hasta el punto de autolesión. Yo diría que el desafío que enfrentamos aquí es principalmente el estigma contra los problemas mentales, que creo que todavía prevalece en muchos países asiáticos.
¿Tienes un problema de salud mental? = Estas loco
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¿Estás loco? = Eres desempleado y raro.
Esas son las simples ecuaciones.
Tardé tres años en admitir finalmente públicamente que me había autolesionado. Primero me autolesioné cuando mi depresión coincidió con una relación rocosa. Mi ex (no es malayo, pero de un país vecino, sin embargo) vio mis nuevas heridas, y en lugar de tratar de comprender por qué lo hice, me reprendió y me dijo que si lo hacía de nuevo nos separaríamos.
Los malayos no son diferentes: la gente aquí todavía cree que la depresión es simplemente una forma de tristeza, y que uno solo puede “superarlo”. Un familiar cercano me ha dicho que es “solo” psicológico y que puedo solucionarlo de la noche a la mañana.
Si visitas a un psiquiatra, todavía existe la suposición de que estás “loco”. Supongo que en parte se debe a las bromas que hacemos como niños e incluso como adultos, que si estás loco serás admitido en el “Hospital Bahagia” (el Hospital Feliz, un nombre “divertido” para los hospitales mentales). Entonces, como sociedad, crecemos con la mentalidad prejuiciosa de que los hospitales psiquiátricos son para los que están locos, los marginados sociales con los que nadie quiere lidiar, llenos de personas extrañas … Admito que nunca he acudido a un psiquiatra para esto razón, aunque sé que debería haberlo hecho; así de fuerte es el estigma.
Las pocas personas en las que confío (miembros de mi familia, amigos, el ex novio) en quienes he intentado conversar sobre mi depresión ya han desaparecido o me han dicho que salga de ella, por lo que hasta el día de hoy sigue siendo muy difícil. Que hable de depresión con nadie.
Dicho esto, me complace decir que las conversaciones sobre la salud mental en Malasia se están desarrollando. Hay una página en Facebook que yo sigo, llamada Minda (Iniciativa de Salud Mental para Jóvenes de Malasia). Además de las publicaciones sobre cómo cuidar de la salud mental, este año tuvieron un proyecto viral en el que pedían a los jóvenes de Malasia que publicaran de sí mismos sosteniendo un documento en el que describieran sus condiciones mentales y que contaran una historia sobre sus problemas. Apenas el fin de semana pasado tuvieron un foro sobre la depresión.
Las redes sociales son verdaderamente una herramienta poderosa que puede hacer que la bola de nieve se convierta en cosas más grandes. Me alegra que hayamos encontrado una forma de utilizar eso en Malasia, y espero que esto allanará el camino hacia una sociedad más sana y más fuerte. 🙂