1. Que tener compasión no te debilita.
Mucha gente piensa que ayudar a otra persona es algo terrible y solo algo que una persona tonta haría. Creen que una persona solo debe pescar por sí misma. Y si ayudan a alguien, solo exacerba el problema.
Tengo un método simple que utilizo para descubrir si debo o no ayudar a alguien. Permito que mi espíritu interior y mi instinto determinen si debo ayudar. Si siento espiritualmente que la persona no es honesta o sincera, declino cortésmente. Si ayudo, ayudo rápidamente sin juicio ni condena.
2. Tener compasión te permite ver que la vida es un regalo para cuidar.
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Me despierto todos los días sintiéndome agradecida y feliz por tener otro día en el planeta. Sé que cada nuevo día que se me entrega es una bolsa de regalo llena de muchos premios. Incluso cuando tengo los llamados días “malos”, sé que es simplemente una lección para aprender y crecer para convertirme en una persona más iluminada. Esta mañana, caminé casi 7 millas para hacer ejercicio. Aprecié cada paso. Sé que no todos pueden caminar. Así que disfruté el movimiento de mis piernas y la sensación del suelo bajo mis zapatos.
3. Te permite ver que la vida es más que automóviles, empleos, socios trofeo y cuentas bancarias masivas.
Soy muy consciente de la pobreza que existe en Atlanta, GA, EE. UU. Veo a las personas sin hogar que viven a la vuelta de la esquina desde afuera. Veo a la madre que necesita desesperadamente una comida y la llevo a comer. Escucho a la señora de la biblioteca que me cuenta sobre su peligrosa situación sin interrumpirla. Me doy cuenta de que soy el chasquido de un dedo por estar en la misma situación. Sé que nada en la vida es permanente, sino cambio.