Tomar decisiones sin un conjunto de valores es como tratar de encontrar direcciones sin un mapa. Los valores sirven como una brújula moral que nos dice qué hacer cuando tenemos la obligación moral de hacer. En otras palabras, los valores influyen en nuestro comportamiento y sirven como punto de referencia para evaluar qué curso de acción tomar. Hay muchos valores que podemos extraer de la Biblia, pero estos son algunos que he encontrado que son importantes;
1. Sé honesto, no mientas. No solo decir la verdad crea relaciones más sólidas, sino que también permite que otros confíen en nosotros. Cuando somos dignos de confianza, creamos más oportunidades para los demás y para nosotros mismos.
2. Sé valiente en todo momento. El coraje nos permite identificar las cosas que más tememos y hacerlas. Se trata de permitirnos enfrentar los obstáculos de la vida sin dejar que el miedo se interponga en el camino.
3. Actuar con compasión hacia los demás. Cuando somos compasivos, podemos simpatizar con las desgracias de los demás. Esto no solo nos da una sensación de cercanía con ellos, sino que también les permite a los demás ofrecer una mano cuando somos los que necesitamos.
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4. Perdona a los demás. Cuando perdonamos, reconocemos que hemos sido perjudicados y nos permitimos extender nuestras manos a las personas que nos han perjudicado. Esto nos libera del resentimiento y la amargura.
5. No juzgues a los demás. Los errores que vemos, son a menudo los que somos capaces de cometer. A menudo, las personas que juzgamos son las que menos conocemos. En lugar de juzgar a los demás, debemos permitirnos conocer las experiencias y los motivos de la vida de las personas.
6. Evita los celos. El problema con los celos es que nos concentramos tanto en los logros y éxitos de los demás y nos olvidamos de estar agradecidos por los nuestros. La envidia es el primer paso que conduce solamente a la infelicidad.
7. No lastimes intencionalmente a otros. Cuando decidimos intencionalmente lastimar a otros, creamos una trampa para nosotros mismos. Quien cava un hoyo para otros, caerá en él. Quien haga rodar una piedra, la misma piedra vendrá rodando sobre él.
8. No tome atajos. El éxito no es fácil. Cuando tratamos de recortar los rincones, a menudo nos encontramos en el lugar donde comenzamos, habiendo herido a otros y desperdiciando nuestro tiempo y recursos.
9. Evite los chismes. Es difícil confiar en las personas que hablan de otros, porque si pueden hablar de otros a sus espaldas, también están hablando de usted.
10. Sé diligente. Ser diligente es mostrar un esfuerzo persistente y arduo para hacer algo. Ya sea que otros valoren nuestra diligencia o no, es un tema para otro día, siempre y cuando sepamos que hicimos todo lo posible.
11. Practicar la humildad. La humildad es lo opuesto al orgullo, y el orgullo se trata de compararnos con el objetivo de demostrar que somos mejores que otras personas. El llamado de Dios para todos puede resumirse de la siguiente manera; Actúa con justicia, ama la misericordia y camina humildemente.
12. En última instancia, debemos tratar a los demás de la misma manera que esperamos que nos traten a nosotros. Esta es la regla de oro de la vida. ¡La forma en que tratamos a otras personas debe ser un reflejo de la forma en que esperamos que nos traten a nosotros!