Es gracioso que todos nos emocionemos de crecer cuando somos jóvenes.
Cada cumpleaños es un hito. No podemos esperar a ser diez, quince, veintiuno, y luego cambiamos de marcha.
Queremos permanecer en nuestro mejor momento para siempre.
Creo que estamos destinados a experimentar la vida en todas sus formas. Primero como un bebé, luego como un niño, un adolescente y finalmente como un adulto.
- ¿Cuál es la mejor manera de evitar el estrés?
- ¿De qué adicción te has recuperado y cómo lo hiciste?
- Cómo pasar de mi frustración con el trabajo y con el pasado.
- ¿Es raro no recordar nada antes de los 8 años?
- ¿Cómo saber si alguien se ha curado de la depresión? Solo porque dijeron que lo están haciendo mejor, ¿todavía pueden volver a caer en la depresión, tal vez no tan profundo?
También estamos destinados a alcanzar la mediana edad y, finalmente, nuestros últimos años.
Todas las etapas vienen con su propia perspectiva y propósito.
Tal vez la infancia es cuando experimentamos total devoción y amor. Cuando lleguemos a ser el centro del Universo que satisfaga todas nuestras necesidades.
La infancia es cuando experimentamos el mundo con una mente completamente abierta. Podemos imaginar todas las posibilidades y no tenemos miedo de sentir curiosidad.
Como adolescentes podemos aprender sobre la atracción. Tenemos nuevos y poderosos impulsos y de repente somos muy conscientes de nosotros mismos.
Una vez que alcanzamos la edad adulta, nos convertimos en independientes y nos hacemos dueños de nuestro futuro.
Esto es cuando las cosas realmente se ponen interesantes.
Algunos de nosotros nos casaremos y tendremos hijos. Algunos de nosotros nos casaremos con nuestras carreras.
Y algunos de nosotros pelearemos pateando y gritando para regresar, deseando nada más que ser jóvenes y libres.
Pasamos nuestro tiempo construyendo nuestro futuro, y antes de que nos demos cuenta, somos de mediana edad.
Nos hemos vuelto más serios, parece que no solíamos hacerlo y nos damos cuenta de nuestra mortalidad.
Luego llegamos a la etapa final. Somos personas mayores. Nuestros cuerpos no funcionan tan bien, estamos limitados en lo que podemos hacer y parece que hemos sobrevivido o con un propósito.
¿Pero nosotros?
Tal vez envejecer es cuando realmente aprendemos sobre la vida.
No nos distraemos con las hormonas ni las carreras, nos vemos obligados a reducir la velocidad y absorber todo. No pasamos las rosas, no ignoramos el amanecer, entendemos que estamos casi sin tiempo, Y así aprendemos a apreciar todo.
Tome cada día como viene, y recuerde que usted es parte de un ciclo, tal como lo somos todos.