¿Quién ha asumido alguna vez la trivialidad de algo que luego resultó ser diferente?

En mis días de escuela, un amigo mío solía usar una pulsera como cosita alrededor de su muñeca. Lo consideré demasiado trivial para preguntar o recordar al respecto. Luego, durante nuestro día de deportes, se cayó de las escaleras y se rompió una pierna acompañado de sangre. Intentamos detener la sangre con primeros auxilios y con todos los métodos posibles, pero simplemente no se detuvieron. Sufrió una gran pérdida de sangre y lo llevamos a un hospital cercano. Estaba muy preocupado por él, ya que él era mi compañero de banco y un buen amigo. Cuando sus padres se apresuraron, me sorprendió escuchar que tenía hemofilia e incluso un rasguño puede ser peligroso. El brazalete que pensé era demasiado trivial indicaba que tenía hemofilia y mencionó su grupo sanguíneo y los detalles necesarios para emergencias. Me sentí culpable por no haber aprendido esto. Había una vida luchando para estar vivo porque no nos importaba conocer una supuesta información sin importancia.

Desde entonces, he notado cada pequeña cosa acerca de mis amigos, conozco todos sus grupos sanguíneos y alergias y me propongo saber lo más posible. Me convertí en un observador, un oyente y creo que ese incidente me cambió.