Nunca me han gustado los payasos. Puedo recordar claramente, a una edad temprana, el enterramiento de un juguete de payaso que me dieron, aunque no estoy seguro de qué edad tenía en ese momento.
Creo que el miedo a los payasos se puede vincular a una desconfianza instintiva hacia cualquier criatura cuyo rostro esté oculto. Una cara oculta o cubierta puede traducirse universalmente como una señal de engaño.
Dadas dos imágenes, es fácil ver por qué una cara cubierta provoca desconfianza. Dejando a un lado la pose amenazadora y la sudadera melodramática, el hombre cuyo rostro está cubierto nos trae una gran cantidad de preguntas. La única razón para ocultar la identidad de uno es si tiene algo que ocultar. Instintivamente asocio la desconfianza y el miedo con la cara cubierta del segundo hombre simplemente porque no puedo “leer” sus intenciones.
No solo estamos tratando con un individuo con una cara tapada, sino que también ha PINTADO una sonrisa en su cara. La cara cubierta simplemente transmite engaño, la sonrisa pintada transmite engaño intencional.
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