¿Qué impacto han tenido los teléfonos celulares, el correo electrónico y el GPS en la sociedad durante las últimas dos décadas?

Muchos pensarían que todo esto ha mejorado nuestra comunicación. Y tienen razón. Si pensamos de manera cuantitativa, nos damos cuenta de que intercambiamos información a una velocidad que nunca antes había sido, simultáneamente, a un costo muy bajo, a menudo nada. Ni siquiera podemos comenzar a cuantificar cuántas vidas se salvaron, cuántas transacciones se hicieron, ¡qué paso tan gigantesco hemos hecho! Oye, ni siquiera tenemos que hablarnos, ¡todo funciona bien!
El impacto en nuestras vidas personales es aún mayor. Tal vez sí hablamos más, pero seguimos olvidando algo, nos hemos olvidado de estar cerca de alguien, porque sabemos que tenemos muchas otras opciones y que realmente no queremos perdernos una. Perdimos la paciencia, queremos que las cosas se muevan cada vez más rápido. Lo que sucede. Envejecemos antes. No tenemos mucho tiempo para alguien. Pero esta es una idea extendida, ya se trata de todo lo relacionado con Internet.
Se supone que todo esto acorta la distancia entre nosotros, nos da más tiempo y mejora la calidad de nuestra existencia.