¿Es la ambición una maldición?

El primer deber de un hombre, un hombre joven, en cualquier caso, es ser ambicioso. La ambición es una
noble pasión que puede legítimamente tomar muchas formas; Había algo noble en las ambiciones de Atila o Napoleón; pero la ambición más noble es dejar atrás algo de valor permanente:

Aquí, en el nivel de arena,
Entre el mar y la tierra,
¿Qué debo construir o escribir?
¿Contra la caída de la noche?
Cuéntame de runas a sepultura.
Que sostienen la ola que estalla,
O bastiones para diseñar,
Para una fecha más larga que la mía.

La ambición ha sido la fuerza impulsora detrás de casi todos los mejores trabajos del mundo. En particular, prácticamente todas las contribuciones sustanciales a la felicidad humana han sido hechas por hombres ambiciosos. Para tomar dos ejemplos famosos, ¿no eran las ambiciones de Lister y Pasteur? O, en un nivel más humilde, el Rey Gillette y William Willet; ¿Y quiénes en los últimos tiempos han contribuido más al confort humano que ellos?

De la disculpa de un matemático por GH Hardy

En el sentido más estricto, la ambición se define como un fuerte deseo de hacer o de lograr algo. Pero “algo” puede ser bastante amplio. Si elige un libro, tiene un deseo de aprender o imaginar, que se puede incluir en el deseo de lograrlo.

Sobre esta base tan estricta, lo opuesto a la ambición sería una total falta de deseo de lograr cualquier cosa, lo cual es atribuible a la depresión. Por eso diría que no tener ambición es la verdadera maldición.

Si nos apartamos de las definiciones más estrictas, la ambición generalmente está ligada a la acción: ser un “entusiasta”. No hay ningún daño en elegir recorrer la vida sin rumbo, pero esto probablemente llevará a una vida insatisfactoria.

Los beneficios de tener ambición (y actuar sobre ella) superan con creces los inconvenientes, como se muestra aquí: Ambición: 10 razones por las que todos deben ser ambiciosos

En la vida, siempre se requieren ambiciones para que usted avance, para salir de su zona de confort y lograr más de lo que es capaz de lograr.

La ambición no controlada por restricciones éticas o morales puede llevar a mucho dolor, problemas y muerte. Lo correcto y lo incorrecto debe venir antes que la ambición y el deseo.