Absolutamente. Entre la gente profesional y académica, hay mucho debate sobre el diagnóstico. El DSM V, la versión más reciente del manual de diagnóstico más conocido para los trastornos de salud mental, generó muchas críticas en los últimos años y continúa siendo controvertido. Muchos de los problemas se relacionan con el enfoque de los diagnósticos orientado a los síntomas y la forma en que los psiquiatras han utilizado el lenguaje biogenético para justificar diagnósticos cuestionables y controvertidos.
Del mismo modo, también hay un debate sobre la naturaleza del estado de salud mental. Particularmente para los trastornos del estado de ánimo, muchas personas cuestionan el enfoque discreto de los trastornos mentales, que los clasifica como condiciones distintas y discretas separadas del funcionamiento mental “normal”. Muchas personas abogan por un enfoque dimensional, que considera que muchos problemas de salud mental están en un espectro sin divisiones claras y distintas para dividir “normal” de “anormal”.
Los problemas de salud mental también son extremadamente controvertidos entre el público. Puedes ver esto en muchos de los discursos públicos que rodean la muerte de Robin Williams. La culpa fue un gran problema y hubo mucha discusión sobre si “eligió” suicidarse o si había sucumbido a la depresión. El tema del control es muy importante para los problemas de salud mental y el papel que jugó en la discusión de la muerte de Robin Williams muestra cuán divisoria sigue siendo.
También está el tema de la representación de las personas con problemas de salud mental. La mayoría de las veces se habla de salud mental en los medios de comunicación tradicionales, después de un tiroteo en masa. Gran parte del esfuerzo legislativo sobre la salud mental se debe al deseo de controlar a las personas con afecciones de salud mental. Esta representación negativa también oculta muchos de los hechos sombríos. Existe una suposición cultural de que las personas con problemas de salud mental son violentas cuando, en realidad, son mucho más propensas a ser víctimas de violencia que a promulgarla. Aun así, el estado de salud mental se politiza de manera que margina a las personas con problemas de salud mental.
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