Nunca renunciaría a mi propio pensamiento independiente, porque soy un individuo individualista.
Nunca me sometería completamente a ninguna otra creencia en lugar de la mía, ya que la sumisión completa es la ceguera del pensamiento, ni siquiera la investigación científica.
Nunca renunciaría a mis propias capacidades de razonamiento lógico para potencialmente cualquier cosa, porque soy un humano, y los humanos son seres capaces de la lógica.
No me sometería ni a mis propios deseos, si mis deseos contradicen mi lógica y mis dudas, porque mis deseos son mis secuaces y no mis amos.
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Siempre dudaría de la existencia de al menos uno, porque con la duda se garantiza la claridad. Por eso no renuncio a mi duda.
No renunciaría a mi racional en nombre de ninguna sustancia, placer o seducción, ya que son solo variantes de la esclavitud.
No renunciaría a mi derecho a pensar lo que quiera, cuando quiera, como quiero. Mi mente me pertenece, y mi mente es mi sirviente, y soy su único maestro. No renunciaré a mi propiedad sobre mi mente y mi conciencia.