Como dijo Aristóteles, “Somos lo que repetidamente hacemos. La excelencia, entonces, no es un acto sino un hábito.”
Pero, ¿cómo podemos realmente formar buenos hábitos y hacer que se peguen?
Tener una visión a largo plazo del éxito es fundamental. La disciplina es cómo se llega desde el Punto A al Punto B, a menudo difícil de alcanzar.
Estás hecho de hábitos. Te despiertas, comes el mismo tipo de alimentos, haces las mismas cosas, viajas de la misma manera al trabajo, andas con las mismas personas y te vistes de la misma manera. Incluso los patrones de pensamiento recurrentes son similares a los días anteriores. Somos la suma de nuestros hábitos que hemos construido con el tiempo.
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Necesitas hábitos. Los hábitos ayudan a liberar espacio de memoria RAM (acceso aleatorio) al introducir autonomía en el sistema. Las cosas que haces repetidamente con el tiempo se convierten en hábitos. Los investigadores también respaldaron esto con experimentos. Supervisaron la actividad cerebral de las ratas y descubrieron que su cerebro se apagaba cada vez que se activaba un hábito .
A pesar de que los hábitos son automáticos, y hasta cierto punto son series de acciones inconscientes, no son imposibles de cambiar. Y una vez que alguien crea un nuevo patrón, los estudios han demostrado, ir a correr o ignorar las donas se vuelve tan automático como cualquier otro hábito. Los hábitos son poderosos, pero delicados. Pueden surgir fuera de nuestra conciencia, o pueden diseñarse deliberadamente. La dificultad de los hábitos (especialmente los malos) es que emergen gradualmente, con el tiempo, sin nuestro permiso .
Un gran mito sobre la creación de hábitos es la afirmación falsa de que se necesitan 21 días para formar un hábito. La duración de la formación del hábito depende del individuo, el hábito que se forma, los factores ambientales, etc.
Entonces, ¿cómo construir hábitos?
1. Motivación y establecimiento de objetivos.
La motivación está entretejida con los objetivos que establece y los hábitos que planea formar para alcanzarlos. El establecimiento de objetivos INTELIGENTES y la motivación, la persistencia de seguir y actuar son los pilares para dominar el hábito. Cuanto más fuertes y claros sean su motivación y sus objetivos, más probabilidades tendrá de formar hábitos positivos con los que se mantenga.
La mejor manera de hacer esto es establecer “objetivos macro” y “micro cuotas”.
- Las metas deben ser los ítems generales que desea lograr algún día.
- Sus cuotas, por otro lado, son las cantidades mínimas de trabajo que debe realizar todos los días para que sea una realidad. Las cuotas hacen que cada día sea accesible y sus objetivos se pueden alcanzar debido a esto.
2. Planificación
¿Qué tiene que ver la planificación con los hábitos?
Como se mencionó anteriormente, la motivación es una parte clave de la formación de cualquier hábito. El paso que muchas personas saltan cuando fantasean con la construcción de un cierto hábito es que nunca responden claramente por qué lo quieren.
Puede parecer un pequeño detalle, pero juega un papel muy importante en mantener la motivación a lo largo del tiempo. Fantasía excesiva sobre los resultados puede ser En detrimento de la pegajosidad de cualquier hábito. Cuando te adentres en un nuevo hábito sin definir claramente tus objetivos, comenzarán a debilitarse y será muy difícil mantener la coherencia.
La fantasía y la visualización pueden ser beneficiosas para motivarnos e inspirarnos a comenzar un hábito, pero deben incluir dos ingredientes vitales para garantizar la longevidad y la consistencia.
- Planificación: visualizar el proceso ayudó a centrar la atención en los pasos necesarios para alcanzar la meta.
- Emoción: la visualización de los pasos individuales llevó a reducir la ansiedad.
En esencia, tratar de “reinventarte” de una sola vez puede ser la fuente del fracaso, y probablemente es por eso que las Resoluciones de Año Nuevo casi nunca se mantienen. En lugar de eso, es mejor visualizar el proceso en el que alcanzas un objetivo alcanzable.
El seguimiento del progreso también es un paso vital para ayudar a consolidar los nuevos hábitos al reducir la variabilidad y crear responsabilidad sobre sus acciones.
3. Configurar desencadenantes de comportamiento
La táctica de crear un vínculo sólido entre una situación específica y una acción reaccionaria es excelente para la implementación del hábito. Con el tiempo, la práctica de estos momentos “si esto sucede, entonces yo …” puede hacer que se vuelvan automáticos, lo cual es ideal para crear hábitos. Estos también se llaman Desencadenadores. Los disparadores funcionan mejor cuando los planificas previamente en tus patrones cuando sabes que es más probable que te caigas.
Cuando nos deslizamos un poco de un horario rígido con un nuevo hábito, es mucho más probable que “abandonemos el barco” y demos todo el progreso que hemos logrado. Los contratiempos menores y los momentos frustrantes matan el hábito: nos dan excusas para dejar de lado nuestro hábito o nos engañan para que pensemos que está bien solo para hacer volar todo el asunto cuando nos equivocamos. Configurar comportamientos desencadenantes para contrarrestar estos momentos nos ayuda a no deshacer todo el buen trabajo y mantener a raya los buenos hábitos.
4. No seas demasiado duro contigo mismo
Ser demasiado duro contigo mismo para arruinarte no es saludable. La auto-culpa es definitivamente contraproducente. No debes permitir que el hecho de que hayas cometido un error o que no quieras hacer algo te haga sentir mal.
En esencia, parte de la formación de hábitos es tener la energía mental necesaria para comprometerse con los nuevos hábitos. Para lograr un cambio duradero, los pasos que tome en última instancia deben cambiar su entorno y su calendario para que sean más solidarios en la implementación de sus nuevos hábitos. Cuando cambias tus hábitos, cambias tu vida.