Creo que la aversión a la pérdida (y el sesgo del status quo, que está relacionado) es la mejor razón justificada para el efecto de dotación.
Uno podría pensar que el mero efecto de exposición (nos gustan las cosas con las que estamos familiarizados) podría explicarlo: desarrollamos un apego a las cosas a medida que nos aferramos a ellas durante más tiempo. Sin embargo, la evidencia empírica parece refutar esto como una explicación para el efecto de dotación: ver Loewenstein y Kahneman (1991), donde dotaron de bolígrafos a los investigadores. Aquellos que fueron dotados con los corrales terminaron asignándoles un valor irracional (un efecto de dotación), pero no los calificaron como más atractivos o atractivos.
Un buen punto de partida para comprender los mecanismos subyacentes al efecto de dotación es la revisión en el artículo de Kahneman, Knetsch y Thaler de 1991, “Anomalías: el efecto de dotación, aversión a la pérdida y sesgo de status quo”, en el Journal of Economic Perspectives. PDF cerrado aquí: http://www.jstor.org/stable/1942711.
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