La respuesta corta es que necesitas una perspectiva que no sea tan egocéntrica.
En particular, estás preocupado por la validación de tu ego: quieres ser el primero porque crees que te dice que estás bien, que eres valioso y distintivo como persona. Cuando eso no sucede, las voces contrarias se apoderan de ti y te regañan con miedo de ser un “nadie”.
Por lo tanto, una gran parte de su energía mental y emocional se invierte en el “mantenimiento del ego”, y eso le está robando vitalidad, alegría, satisfacción y autoexpresión. Es como tener anteojeras: las únicas cosas que puedes ver en ese modo son las que parecen relevantes para validar tu identidad.
Hay mucho más en la vida que tu ego. Relájate, déjalo ir. Interésate en algo que no tiene que ver con tus dudas y ansiedades. Acepta que eres joven y no lo tienes todo resuelto todavía. Comprenda que el verdadero yo es mucho más rico y completo que los conceptos de cartón recortado sobre los que su mente está jugando juegos competitivos.
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