Lo siguiente es una pequeña parte de mi gran vida amorosa. La Reciprocidad Abismal. Vida ordinaria, experiencias extraordinarias.
¡Sí! Eso es exactamente lo que me pasó.
Un alma confundida, una mente inmadura, la tierna edad y una decisión que tomar. Parecía imposible. Sin tener otra opción, indudablemente elegí ser parte del rebaño, todos ellos yendo en una sola dirección marchando hacia el punto de ser aceptados por la sociedad.
Honestamente, el primer segundo de mi primer día en el campus universitario fue una revelación. Un abridor de ojos importante. Pero no tuve valor ni audacia para seguir mi intuición. Pero entonces algo me pasó. La magia me pasó. El viaje me pasó.
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Viajar.
No solo paseando de un lugar a otro como turista, sino experimentando cada respiración que inhalo como viajero.
Estoy en una relación comprometida con la naturaleza que me hace poseer; Adaptativo, elegante, consciente de sí mismo y lo más importante, bien dotado.
Si me pidieran que lo expresara en palabras sencillas, diría que viajar me convirtió en la persona segura y autónoma que soy, de la versión confusa e inmadura de mí.
Por lo tanto, no sería incorrecto decir que los viajes me dieron una razón para vivir cuando no tenía ninguno. 🙂