El autismo no le hace nada al cerebro, es parte del cerebro. No es una enfermedad. Las personas con autismo nacen así.
El autismo es diferente en cada individuo, y no hay una descripción única de él. Algunas personas con autismo son más sensibles a ciertos estímulos (me estremezco cuando escucho un cepillo de dientes eléctrico). Algunos de ellos tienen dificultades con las situaciones sociales, y las personas en el extremo menos funcional a veces nunca aprenden a hablar. Muchas personas con autismo no son buenas para lidiar con cambios repentinos, y en cambio prefieren la regularidad. Personalmente, soy un fanático del control. También hay una tendencia a obsesionarse con ciertos temas, por alguna razón, sobre todo, los trenes. Las personas con autismo también pueden tener algún retraso en el desarrollo de sus habilidades motoras, y algunos de ellos son malos en los deportes o torpes.
Pero el trastorno del espectro autista significa que cada individuo con autismo es solo eso: un individuo con un trastorno que no se puede describir con precisión porque varía mucho.
El autismo generalmente se trata ayudando a las personas a entender quiénes son, qué les resulta difícil y en qué son buenos. Históricamente, el autismo se “trató” adaptando el entorno, pero la opinión actual es que, aunque no podemos curarlo, ya que no es una enfermedad, podemos ayudar a las personas a vivir mejor.
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