Consideraría el papel de la cultura y la historia. A veces razonamos en generalidades, como si fuéramos ratas de laboratorio. Nuestra conversación tiene lugar en el contexto de la evolución de sociedades particulares. Cuando intentamos abordar cuestiones de cualquier tipo, nos armamos con recursos extraídos de esa historia de desarrollo. Suponemos que esos recursos están completos, no faltan colores en la paleta.
Las cuestiones existenciales fueron dejadas por mucho tiempo a la religión. Cuando la religión perdió su autoridad con el auge de la ciencia, los recursos asociados con la religión en muchos casos se abandonaron y no se reemplazaron.
Ahora solo podemos dar a los niños algunos hechos. Les decimos lo limitados que son. Les enseñamos de orígenes científicos. Suponemos que de alguna manera esto se suma a una existencia habitable. Habiendo rechazado lo sobrenatural, no obstante, hemos esperado que la ciencia mágicamente proporcionaría un reemplazo para lo que perdimos con la religión.
Las crisis existenciales son comunes por la misma razón que las infecciones serían comunes si no enseñáramos higiene. En nuestra búsqueda desesperada de conformarnos con el mínimo común denominador de un paisaje espiritual fracturado, no enseñamos nada en absoluto. No equipamos a los jóvenes para que acepten las preguntas existenciales. No es de extrañar que a menudo se encuentren en dificultades.
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