Parece cada vez más probable que los tratamientos futuros se basen en la estimulación directa de los circuitos neuronales para esencialmente “volver a cablear” las partes del cerebro que están funcionando mal. Varias tecnologías con la capacidad de afectar la actividad neuronal en esas áreas se han vuelto lo suficientemente prácticas para una aplicación generalizada. La ciencia es todavía relativamente nueva, pero los resultados preliminares son altamente prometedores. Incluso la medicación y la terapia en combinación rara vez logran una remisión completa del tipo que ocurre en muchos casos de tratamiento con TMS. El progreso es tan rápido que se puede medir año por año y las direcciones futuras de investigación y tratamiento asegurarán que siga siendo así.
Tecnologías como la estimulación magnética transcraneal (actualmente la metodología más establecida), la estimulación de corriente alterna transcraneal, la estimulación de corriente continua transcraneal, la ecografía con pulsos transcraneal y otras tienen la capacidad de aumentar o disminuir la actividad cerebral en áreas asociadas con trastornos mentales. Se ha demostrado que el TMS funciona incluso en pacientes con depresión muy severa y resistente al tratamiento, donde todas las otras formas de intervención han fallado.
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La otra área importante donde creo que el tratamiento para la depresión tendrá éxito es con la investigación de drogas psicodélicas y psicoactivas. Los psicodélicos han existido por muchas décadas, pero por varias razones desafortunadas, casi todos ellos eran ilegales en 1971. El LSD demostró un enorme potencial en muchos estudios entre fines de los años cuarenta y principios de los sesenta.
Los psicodélicos constituyen una clase de medicamentos que un investigador describió como “rompiendo el modelo médico” de lo que pueden hacer los medicamentos, en el sentido de que incluso se pueden promulgar cambios permanentes después de una o dos dosis. Incluso los estudios muy limitados que se han llevado a cabo en la última década han mostrado resultados muy prometedores con psilocibina, mescalina, DMT, salvia divinorum, MDMA, cannabis y otras sustancias con respecto al trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad, TOC, dolor crónico , dolores de cabeza en racimo, adicción, agudeza mental y resistencia, entre otros temas.
Los psicodélicos tienen un gran potencial para convertirse en un área rica en el tratamiento de la salud mental, tal vez no para 2030, pero ciertamente dentro de una década después de eso.
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