Tu creencia es que todos son bienvenidos excepto tú.
Estás tan seguro de que serás rechazado por otros que te has retirado de la gente por completo. Te has desterrado y te has convertido en un solitario.
La razón es que has reemplazado tu autoestima con vergüenza.
Este tipo de vergüenza por lo general proviene de los mensajes que recibimos al principio de la vida. Algunos ejemplos de mensajes dañinos son:
- Mi depresión está afectando negativamente mis habilidades cognitivas. ¿El tratamiento de la depresión restaurará mi cognición?
- Tengo trastorno de estrés postraumático de mi madre por abuso. ¿Qué tengo que hacer?
- Estoy tan deprimida. No veo que las cosas mejoren. ¿Qué hago cuando mi mente no me deja ser feliz?
- ¿Por qué tengo este extraño deseo de tener el Síndrome de Estocolmo?
- Hago headbanging en conciertos de metal. ¿Significa que me estoy volviendo loco?
- Vete
- A nadie le importa lo que pienses.
- Tu no sabes nada
- Eres un idiota
- Eres débil
- Usted debe estar avergonzado de sí mismo
Cuando somos jóvenes, formamos nuestras opiniones sobre el mundo a través de los mensajes que nos brindan nuestros cuidadores.
Si nuestros padres y miembros de la familia nos dicen que somos inútiles e indignos, hacemos lo que se nos dice; Comenzamos a vivir nuestras vidas como si fuéramos basura.
Digamos que de niño, cada vez que te acercabas a tus padres para interactuar con ellos, te decían que te fueras. No importa cuáles fueron sus razones para decirte que dejes de molestarlos, lo único que recordará tu mente es que no eres bienvenido.
Ese mensaje será cómo formas tu opinión de ti mismo y de los demás. Si tu propia familia no te quisiera cerca, nadie te querría. Crees sin duda alguna que serás expulsado por todos.
Este miedo y creencia ha definido tu vida social. Te has convertido en un solitario.
La verdad es que eres tan bienvenido como cualquier otra persona. Eres igual de valioso, y tienes derecho a hacer amigos y ser aceptado. Incluso por las mujeres.
Estas personas a las que temes son tan humanas y emocionalmente frágiles como tú. Todos son consumidos por sus propias insuficiencias y tratan con sus propios mensajes. No son una especie fuerte, sabia y perfecta que puede detectar sus defectos a la vista. Ellos son personas. Sólo gente. A algunos les encantará conocerte, otros no te recordarán en el momento en que salgas de la habitación. Otros estarán preocupados por su opinión de ellos. En algún lugar del grupo encontrarás tu tribu.
Cambia tu mensaje. Encuentra una cosa que te gusta de ti. Puede ser algo tan simple como saber que eres un buen oyente. Ahora convierte eso en un mensaje. Dígase a mí mismo que soy bienvenido donde quiera que vaya porque soy un buen oyente, y ser un buen oyente es un regalo raro y apreciado.
Sigue recordándote esto. Comenzarás a sentirte seguro sabiendo que tienes algo que traer a la mesa. Es tu forma de encontrar valor en ti mismo.