Desde una perspectiva neurocientífica no es posible definir el “potencial intelectual verdadero” de una persona. Solo podemos medir lo que es el caso, y ahora lo que podría ser o sería el caso.
Pero como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno, podemos decir que es algo que interfiere con los objetivos de la persona en la vida. En este sentido, cualquier trastorno disminuye la capacidad de una persona para perseguir sus objetivos a su entera satisfacción. Por lo tanto, cualquier trastorno interfiere con la capacidad de una persona para perseguir lo que creen que es su “potencial”.
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Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, las personas con TOC pueden tener dificultades significativas para prestar atención a las tareas que se les asignan en el trabajo o en las conversaciones sociales cotidianas debido a su preocupación por los pensamientos obsesivos y los deseos de participar en conductas compulsivas. La ansiedad acompaña a una obsesión y un comportamiento ritual (o un pensamiento ritual) reduce la ansiedad.