Lo que pasa con la (des) satisfacción en la vida es que siempre queremos más. De la misma manera, damos por sentado las cosas que tenemos y, por lo tanto, no podemos apreciarlas.
Muchas personas establecen metas de felicidad:
- cuando ingrese a una escuela en particular, seré feliz, pero cuando llegue el momento del examen, odian estar en esa escuela
- Cuando compre un auto en particular, entonces seré feliz, pero cuando la próxima semana un vecino compre un auto mejor, odiará su auto.
- cuando gano una cierta cantidad de dinero, entonces seré feliz, pero cuando descubran que su amigo gana más de lo que ganan, desprecian su propio salario.
- cuando me ponga completamente bien, entonces seré feliz. ¡No! Sé feliz ahora que tus gimoteos se han ido, y serás aún más feliz cuando desaparezca la tos.
La satisfacción en la vida no se trata de obtener más y más (no hay una tapa en la codicia), sino de apreciar lo que ya tienes.
La felicidad ya está dentro de ti. La pregunta es: ¿estás dispuesto a encontrarlo o prefieres seguir corriendo en círculos persiguiendo algo que nunca te hará feliz de todos modos?
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