Una vez que mi hermana me narró una historia, dice así.
Se puso una rana en un recipiente lleno de agua. El recipiente se puso luego en una estufa y se calentó lentamente. La rana se dio cuenta de que el agua se estaba calentando, pero en lugar de saltar, se quedó dentro y ajustó la temperatura de su cuerpo en consecuencia. Este ejercicio continuó por algún tiempo.
Cuando el agua alcanzó su punto de ebullición, la rana ya no pudo soportar el calor y decidió saltar, pero no pudo hacerlo.
¿Sabes por qué?
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Eso es porque usó su energía para soportar el calor de esa agua en lugar de usarla para analizar la situación y dirigir su energía para hacer un salto.
Similarmente, a menudo también hacemos lo mismo. Todos debemos ajustarnos de acuerdo con las situaciones, pero hay ocasiones en las que debemos enfrentarnos a la situación y tomar las medidas adecuadas cuando tengamos la fuerza para hacerlo antes de que sea demasiado tarde.