El ego y la autoestima parecen similares, pero son polos separados.
El ego es querer que otros te elogien, te aprecien, te engatusen. Una persona egoísta es muy insegura. Cuanto más inseguro es, más egoísta es.
La autoestima, por otro lado, no se deja influenciar por los elogios o las críticas de la gente. Es centrado y ecuánime. Tiene confianza en sus habilidades. La autoestima es tener confianza sin ser engreído.
Antídoto al ego es amor puro, siendo natural. Cuando estás en tu verdadera naturaleza, estás confiado. Cuando no intentas impresionar a la gente, estás confiado, cuando no te agobias por la expectativa de la gente, estás confiado.
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El yoga y la meditación nos acercan a nuestra verdadera naturaleza, que es el amor, la alegría, la humildad y la confianza. La forma más fácil de lograr esto es liberarse de las impresiones en la mente que lo sacan de la naturaleza. La práctica del yoga, la meditación, la madurez y la mayor conciencia ayuda a desarrollar la autoestima.