Fue en 2005, me sometí a una cirugía y, como los puntos de sutura no se curaban correctamente, tenía que ir al hospital para el vendaje de la herida. El médico solía extraer el pus de la parte afectada con una jeringa, era muy doloroso.
Un día, estaba tan deprimido por el dolor físico que estaba sufriendo, estaba sentado en una silla (fuera del pequeño quirófano para pacientes externos) y esperaba mi turno para el vendaje de heridas, estaba tan deprimido que comencé a llorar. una niña pequeña estaba sentada a mi lado, no la había notado hasta ese momento. Se sometió a una cirugía de tuberculosis (granuloma) en el cuello, la parte del cuello estaba completamente vendada, pero la niña estaba sonriendo y me ofreció un chocolate, me conmovió tanto el acto, olvidé mi dolor y tuve una sonrisa en mi cara.
Podemos aprender muchas cosas de un niño, ver a los niños sin importar el dolor que tengan, simplemente lo ignoran y disfrutan la vida. Cada vez que pasamos por algún dolor, debemos pensar en personas que tienen más dolor y sufrimiento que nosotros, ¡entonces nuestro sufrimiento parece pequeño y nos sentimos bendecidos de tener esta vida!
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