La exposición a los organofosfatos tendría un efecto similar a la exposición a la muscarina, ya que la muscarina estimula los receptores de acetilcolina de manera aún más eficiente que la acetilcolina. Los efectos comunes del exceso de actividad del receptor de acetilcolina en todo el cuerpo son:
La intoxicación con muscarina se caracteriza por miosis, visión borrosa, aumento de la salivación, sudoración excesiva, lagrimeo, secreciones bronquiales, broncoconstricción, bradicardia, calambres abdominales, aumento de la secreción de ácido gástrico, diarrea y poliuria. Si la muscarina llega al cerebro puede causar temblor, convulsiones e hipotermia.
(De Muscarine.)
En el receptor de acetilcolina del SNC, la estimulación y el bloqueo tienen algunos efectos específicos:
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En el sistema nervioso central, ACh tiene una variedad de efectos como neuromodulador sobre la plasticidad, la excitación y la recompensa. ACh tiene un papel importante en la mejora de las percepciones sensoriales cuando nos despertamos y en mantener la atención.
Se ha demostrado que el daño al sistema colinérgico (productor de acetilcolina) en el cerebro se asocia plausiblemente con los déficits de memoria asociados con la enfermedad de Alzheimer. ACh también se ha demostrado que promueve el sueño REM. Recientemente, se ha sugerido que la interrupción de la acetilcolina puede ser la causa principal de la depresión.
(De la acetilcolina.)
En resumen: demasiados efectos negativos (por la producción excesiva de acetilcolina o por imitadores como muscarina u organofosforados) por muy pocos o ningún beneficio cognitivo.