Cuando usamos el pronombre “yo” para referirnos a mi “yo” podemos decir cualquiera de tres cosas.
El primer “yo” (yo 1 -capital “S”) es nuestra conciencia. Este Ser es el observador de todos los datos sensoriales que recibimos y el empleador de toda la actividad mental consciente que utilizamos. Es importante destacar que también es capaz de abstenerse de estas actividades. Es un atributo universalmente constante en todas las criaturas con nuestro tipo de sistema nervioso central.
La segunda forma en que usamos “I” (self 2 small “s”) es referirnos a ese self que es accesible para el primer self y está compuesto por una recopilación de datos únicos relacionados con cada individuo: nuestras experiencias, nuestros recuerdos, nuestros Prejuicios, ambiciones, nuestra moral (o la falta de ellos) – el conjunto de nuestro carácter y personalidad. Es un constructo mental muy personal, personal, y se desarrolla [cambios] a lo largo de nuestras vidas.
La tercera forma en que usamos el pronombre “I” (yo 3) es referirnos al cuerpo físico burdo que incorpora los otros dos.
En la meditación, al ser que se nos aconseja perder (o se le niega erróneamente la existencia), ciertamente no es el Ser uno mismo. Necesitamos que alguien experimente cualquier cosa, es nuestra mente original, nuestro verdadero rostro, quiénes éramos antes de nosotros. nacieron – el tao.
Tampoco nos estamos refiriendo al yo (3) (aunque perdemos contacto con eso en la meditación).
- ¿Qué limita el genio?
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El yo que se nos aconseja perder en la meditación es el yo (2); ese yo siempre cambiante e impermanente; El constructo mental del yo. Pero no lo perdemos particularmente porque no existe, ni es una ilusión, sino porque es un conjunto de ideas y todas ellas deben ir en meditación. A medida que progreses en la meditación, llegarás a un punto en el que el yo 2 finalmente se desvanecerá y la conciencia se volverá ilimitada.
Los tres son conceptos valiosos en la vida diaria y los tres ciertamente existen. A pesar de que 2 y 3 cambian con el tiempo, son totalmente reales.
Si desea ver mi intento de explicar por qué funciona la meditación, busque “Zen del siglo XXI” en Introducción.