En un pequeño pueblo de Rusia, las personas presentaron sus quejas al rabino para resolver sus diferencias. Este día, dos hombres estaban ante el rabino.
Escuchó al primer hombre expresar sus quejas, se acarició la barba y dijo: “Tienes razón”.
Luego escuchó al segundo hombre y dijo, acariciando su barba “Tienes razón”.
Cuando se fueron, su esposa, que estaba escuchando en la habitación contigua, le dijo: “¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo pueden ser los dos correctos?
La escuchó, se acarició la barba y dijo: “¿Sabes? Tú también tienes razón.
El mundo casi nunca es blanco y negro. Muy a menudo la verdad se puede encontrar en algún lugar en el medio. Un hombre inteligente puede escuchar a alguien que ofrece una opinión con la que no está de acuerdo y aún así encontrar mérito.
Hay un dicho talmúdico que dice “¿Quién es sabio? El que aprende de cada hombre”. Es fácil escuchar a alguien con quien estás de acuerdo y decir “¿sabes? Eso tiene sentido”. Se necesita una madurez especial para escuchar a alguien con quien NO está de acuerdo y decir lo mismo.
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