En el Talmud, los libros de aprendizaje judío, hay un proverbio bien conocido que dice:
Si no soy para mí, ¿quién será?
Si soy solo para mí, ¿quién soy?
Este es el equilibrio que necesita para luchar.
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Debes abogar por ti mismo. Debes preocuparte lo suficiente por ti mismo y por tus objetivos para hacer lo que sea necesario para alcanzarlos.
Pero si al hacer esto, pierde o disminuye sus relaciones con los demás, puede alcanzar sus metas y ser muy infeliz.
Las personas que se preocupan por usted desean que tenga éxito, por lo que generalmente intentarán darle el espacio y los recursos que necesita. Pero tienes que corresponder y darles lo que necesitan.
Lo haces cuando dices que no quieres ser “egoísta”. Cuando vas demasiado lejos, cuidar de ti mismo se vuelve tóxico para los demás. La vida no es un juego de suma cero “si gano, entonces pierdes”.
Es todo una cuestión de equilibrio. Cuídate, pero cuida a los demás también. Comprenda y reconozca el hecho de que las cosas que hace para avanzar en sus metas pueden requerir cierto sacrificio de su parte. Eso tiene que funcionar en ambos sentidos. Si haces esto puedes alcanzar tus metas sin ser egoísta.